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Arquitectos: Castroferro Arquitectos
- Área: 150 m²
- Año: 2019
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Fotografías:Héctor Santos-Díez
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Proveedores: Cortizo, Finsa, SANTOS
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Alejandra es una escultora que decidió unir todo su mundo en una pequeña vivienda. Una vivienda ubicada en esas zonas que las ciudades olvidan digerir. Construída, como todas sus semejantes, a golpe de deseo e ingenio, generando un conjunto hecho a base de retales, los retales que en cada momento fueron necesarios.
Habitar en el mismo espacio que se trabaja, siempre supone una reflexión sobre la relación física de ambos lugares, sobre cuánto intoxica el uno al otro.
Este proyecto se centra en, partiendo de una vivienda base, que la arquitectura ayude a separar emocional y físicamente ambos lugares. Una planta baja y sótano para el trabajo y una planta alta para el descanso.
La zona de trabajo se trata con la mayor literalidad posible, se dejan vistas todas las instalaciones de la planta superior, la estructura del forjado de madera con sus vigas de madera de pino tea que debieron ser correctamente reforzadas, así como todos los muros originales con sus multiples parches constructivos.
La vivienda se hizo así y se seguirá construyendo así, añadiendo capas.
Para dar el fondo necesario de un lugar de trabajo donde la creación escultórica deba ser la que tenga el centro de la intensidad, se decide abstraer toda esa base material mediante una capa de blanco que, manteniendo a la mirada atenta a las huellas materiales, logra evadir el fondo para poner en relevancia el trabajo escultórico de Alejandra.
La escultora quería también fusionar su lugar de trabajo, donde se viesen las pruebas, los errores, la suciedad, el proceso,… con una pequeña zona de exposición para aquel visitante que venga. Una pequeña escalera expositiva hecha de hormigón y las vigas recicladas de la vivienda sirven para mostrar esas obras a modo de galería de arte.
La vivienda de la artista sucede despegada del suelo, abajo queda el trabajo con una imagen abstracta y masiva con la piedra y el hormigón pulido del suelo. La vivienda será otra cosa.
Lo primero es que el espacio no sea similar. Se decide eliminar el forjado existente para poder disfrutar de todo el volumen. Las frágiles cerchas existentes de pino tea, se refuerzan con un nuevo pendolón y dos montantes de abeto laminado unidas a la cercha existente con placas metálicas de fijación que se muestran prosiguiendo con la honestidad de este continuo construir en base a capas de aprovechamiento que siempre a definido la arquitectura de este tipo de viviendas.
Una minima intervención de madera laminada hacen de estructura primaria de la zona de dormitorios que se completa con viguetas de abeto laminado y, de nuevo, la pieza de contrachapado a modo de tablero final en suelo y parte inferior de techo de dormitorios.
El tablero contrachapado de abeto del suelo nos sirve de perfecto antónimo al hormigón pulido de la zona de trabajo.Este espacio superior se trata deliberadamente como un contraste a la materialidad pétrea inferior, resolviendo con madera de tonos cálidos toda la nueva actuación que recoge el deber del descanso.